Leo Erazo fue el protagonista de una noche especial en Masal Bar de Vinos. El jueves 4 de septiembre, los amantes del Cinsault de Guarilihue se reunieron para la primera cata vertical de su proyecto Amigo Piedra.

Esta es la primera vez que Leo Erazo realiza una cata vertical de este vino, y fue una verdadera hazaña tenerlo en Santiago lejos de sus viñedos. Como él mismo dice, su trabajo principal es estar en las parcelas, vigilando cada detalle de lo que pueda suceder con sus vinos.

En esta oportunidad, pudimos probar seis añadas distintas, siendo la 2018 la inaugural de «Amigo Piedra». Este vino, proveniente de Guarilihue, es lo que Leo denomina su Grand Cru, haciendo una clara referencia a Borgoña, ya que la parcela en donde nace Amigo Piedra se encuentra a media ladera, perfectamente similar con las prestigiosas parcelas Grand Cru de Borgoña, Francia.

Se probaron las primeras 3 añadas (2018, 2019 y 2020), bien intensas en sabor, buen picor en boca, dulce y nada ácido. Se degustaron con -pulpo a la parrilla con salsa de zucchini y cajú-, -Steak tartar- (con emulsión de chili oil, mostaza encurtida, lechuga asada y crocante de semillas), -Ostiones a las brasas acompañados de salsa mornay de ají cacho cabra y pangrattato-, y por último -empanadas fritas rellenas de sofrito de locos con queso fresco de cabra-.

Las añadas 2021 – 2022 – 2024, ésta última elegida como el mejor tinto del año por Tim Atkin, fueron pensadas en platos con más peso, el maridaje fue -corvina a la parrilla-, -2 piernas de cordero-, -filete de pastoreo a la parrilla-, los acompañamientos brócoli asado con salsa muhammara, puré de la casa y ensalada de arveja y pepino.

La mayoría de los asistentes pudo hacer preguntas de las añadas, del camino que tomó Leo, del conocimiento de la geología del lugar y también el porqué de no ocupar barricas y herbicidas. También dejó frases para el bronce como «el ego es un mal consejero en el vino» o «Atrévanse a cagarla» o «no se logran buenos vinos comprando la uva».

Leo Erazo cuenta con un portafolio de más de 40 etiquetas de vino, cada una con una historia única. Gran parte de su trabajo se enfoca en una línea de pequeñas parcelas que reflejan un «micro-terroir» y sus distintos tipos de suelo. Su visión va más allá del vino; también produce una etiqueta específica que busca la preservación del pudú (SOS Pudú), y ya está trabajando en su propio aceite de oliva.

Con más de 46 vendimias en el cuerpo, Leo practica una agricultura regenerativa y es un fiel creyente de que los suelos se expresan de manera distinta en los vinos. A través de un trabajo enorme en el Valle de Itata, él busca que sus vinos hablen específicamente de los lugares de donde provienen, tales como Leonera, Guarilihue y Tinajacura.

Podrás encontrar muy pronto sus vinos en Masal, ademas de estar presentado 2 de sus etiquetas de la linea de parcelas en la Quinta Feria de Vinos el 11 de octubre en Masal.

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