Si, llegué tarde. Veníamos de una cata de café, del café más premiado de Colombia: Café San Alberto. Pero teníamos que correr para hacer calzar bien la agenda y llegar a todos los destinos de ese día.

Llegamos a Afluente, en donde me perdí la introducción, pero fui entendiendo todo cuando Jeferson García empezó a contar un poco sobre el menú preparado para nosotros (que fue especial) porque sabía que teníamos que estar en menos de 2 horas en Humo Negro.

Para empezar, Jef estuvo en varios países, pero en específico estuvo trabajando en Boragó, 040 y en 99 (Chile), así que nuestros modismos los entendía perfecto y también comentó sobre nuestras interminables fiestas patrias, un tema importantísimo para nosotros (estamos ya contando los días para septiembre).

Entendí muy bien que para armar Afluente hubo años de investigación bien detallada sobre los productos que tienen los páramos (ecosistema de montaña proveedor de agua dulce), así que todo el menú, el de degustación y a la carta, tiene que ver con animales, pescados, plantas y otros relacionados a los afluentes de Colombia. La verdad es que todo lo que nos contaba, calzaba muy bien con lo presentado, algo minucioso, bien estudiado, en contacto con los pequeños productores y con mucho detalle.

Pasaba el tiempo muy rápido y por lo menos yo estaba fascinada con los sabores de cada plato presentado. Como por ejemplo el «Cangrejo» que se encuentra en la desembocadura de un rio, junto con el mar. O por ejemplo el Clarificado de Ajiaco, una sopa típica de Colombia, perfecta para el cierre de la cena que tuvimos. Esas crocancias y mezclas de sabores, bien llamativo y armado. Y el conejo, y el maíz baby, etc. etc. ¡Que ganas de volver!

De la coctelería, ambos cócteles estaban precisos y con potencia, el viche era necesario probarlo y calzaban bien con lo presentado. La verdad es que nos faltó tiempo para disfrutar de ese lugar. Y la calidez del espacio hacía que afluente fuera uno de mis favoritos (y que bueno haber pasado por ahi, gracias Jo!).

Así que sí, llegué tarde, pero lo que viví en Afluente valió cada minuto y ya quiero volver para no perderme nada de ese lugar.

Algo del registro de ese día acá:

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