Aunque llevo dos años en el mundo de la crítica gastronómica, quiero mostrarles lo que he aprendido en algunos párrafos y lo voy a comparar con algunas frases de un artículo que se publicó en biobio a mediados de año.

Cuando me preguntan en qué trabajo, comento que hago crítica gastronómica, me dedico específicamente a la coctelería y bartenders, pero he ampliado mi conocimiento rápidamente en vinos, café, gastronomía en general y avanzando en la fotografía gastronómica. Lo primero que dicen después de eso es “ah no, que entretenido, lo debes pasar increíble” y claro, es otro tipo de trabajo, pero hay mucho por hacer al mismo tiempo, por ejemplo: tomar las fotos, estar atentos a las cartas de los restoranes, escuchar al dueño – chef – bartender – sommelier, redactar lo degustado, comentar si se pueden hacer mejoras y muchas cosas más.

Uno de los temas que toca el reportaje de la biobio es que a los críticos se les invita a diferentes actividades, a veces solo o a veces puedes llevar a alguien. Y cuando tienes esa oportunidad y empiezas a preguntarle a tus amigos, nadie puede. Y cuando te ven en algún lugar preguntan «ay pero para la próxima avisame y te acompaño».

También pasa muy seguido que debo ir a más de un lugar en el día, entonces hay que probar varios platos y coctelería. Aún recuerdo un día con Alejandro y Álvaro que fuimos a una inauguración de un café, después a Malakita en donde probamos 5 a 6 platos, y luego llegar a Siam Thai. Que locura fue, ya a las 22 hrs no sabía si mis fotos quedarían bien, si iba a poder cerrarme el pantalón o si iba a poder dormir bien con todo lo que probé. Y más pena dejar cuanta cosa rica en la mesa sin terminar.

Lo otro que pasa mucho es ir a un bar, para juntarme con amigos, y aprovecho de saludar a los chicos de la barra, preguntar como va todo, aprovechar de sacarles algunas fotos cuando ando con la cámara y de ahí ya relajarme y pasarlo bien. Pero la última vez tenía que esperar a un amigo y mientras estaba en una mesa llegaron los bartenders con 2 cócteles a presentarlos. La gente no sabía si yo era la dueña del local o influencer.

En lo de biobio hablan de tratar de bajar de peso es imposible, o mantenerse sano. Por suerte yo me regulo, porque si no sería una «vaca caminante» y no podría dormir de noche. Me pasa mucho con el café que me acelera un montón y trato de probarlo en sorbos. Lo otro es que aprovecho de caminar mucho, así que ya ocupo mucho zapato bajo, zapatillas, etc. Últimamente he tenido alergia en mis párpados por tomar vino blanco y espumantes, así que también estoy regulando eso. Y aprender a degustar y no comer todo, aunque la tentación es máxima.

La competencia también es un tema, quién publica primero el local de moda o el que recién se inauguró. O quién avisa primero que lugar cerró. Se hace noticia y se viraliza, y después la gente aparece para comentar también si era bueno, malo, etc. A mi solo me sirve para completar más la guía www.800.cl

En definitiva, lo que más me interesa es apoyar el crecimiento de los lugares gastronómicos con potencial y estar atenta a aquellos que necesitan dirección, que de esos la mitad o más mueren por realizar lo mismo que los demás o no tener un producto interesante o un servicio perfecto. La privilegiada geografía de Chile que contiene una de alimentos, especias y productos únicos, desde el desierto de Atacama hasta la Patagonia, combinada con la labor de los críticos gastronómicos en la difusión y promoción de este patrimonio culinario, nuestro país tiene todo para conquistar paladares a nivel internacional.

Una respuesta a “El mundo de la crítica gastronómica”

  1. Excelente artículo, responde super bien la duda que tenía respecto de tu trabajo además!

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