Pude participar del primer recorrido de las Cafeterías con Rescate Patrimonial de la V Región (para que sepan como se eligieron y todo lo demás, deben seguir a @valparaisoregion).

En dos días visitamos 12 cafeterías y degustamos sus preparaciones, todas tenían diferentes ondas y estilos. La mayoría ocupaba café 504, sorbo, libertario, o ellos mismos tostaban como puro café, wip. Obviamente el detalle lo podrán encontrar en www.800.cl, y yo dejaré ciertos comentarios y fotos acá.

Empezamos en el Café Waddington en Playa Ancha, ellos tenían unos loft y los pasajeros preguntaban mucho por cafetería o lugar para almorzar, por lo que decidieron armar un espacio para una cafetería, pero se dieron cuenta que lo mejor era tener un proyecto completo, y terminaron armando hasta un espacio muy agradable hasta tener una terraza en el piso de arriba, en donde se puede ver la bahía. Uno de los famosos platos es el «chivito» y el «chivito al plato», muy conocido en Uruguay que contiene carne, tomate, lechuga, huevo, jamón, queso y que lo adoptaron en la cafetería porque la dueña es uruguaya.

Luego, nos fuimos al Café Aduana, su característica es que tienen un estante lleno de libros para poder leer, de hecho, cuenta la dueña que donan libros para que se mantengan ahi. El lugar es hermoso, tiene un mural que llama mucho la atención. Y la decoración es muy llamativa y acogedora. Sus preparaciones estrella son las sopas y cremas, comidas caseras, buenas preparaciones de café y también sus productos bien «sanos». También nos contaron que ya abrieron otra cafetería que se llama Alma hace poquito para que puedan ir a visitar este lugar.

A unas pocas cuadras, llegamos a Mercado Puerto, un edificio que están arreglando y se ha demorado en terminarlo pero ya hay espacios que están siendo ocupados por cafeterías, lugar de almuerzo, agencias de turismo, tiendas de artesanías, ropa y otros. Los de EcoMapu nos mostraron el edificio y los espacios que hay (y obviamente se me ocurrieron muchas ideas para hacer ferias, eventos, fiestas, un sinfin de actividades) hasta llegar al techo y flipé en colores, que onda la hermosa vista y que pena no haber llevado el zoom, pero traté de hacer lo mejor con lo que tenía. Ese era el Valparaiso real, el centro, en donde empezó todo.

Ya al bajar, visitamos Café Portomagiore, en donde el dueño (Italiano) importa café de la mismísima Italia y tienen el postre estrella: el tiramisú. También venden sandwich de ave palta, napolitanos y otros más. Ah! y tienen helados de Il Maestrale (mis favoritos pero no le cuenten a nadie, porque debo ser imparcial). El dueño fue muy atento y amoroso con todos, el equipo bien afiatado ayudando a armar todo para nosotros. Una gran energía se sintió y que bueno poder ver ese espacio que seguro crecerá y será un éxito cuando el edificio quede listo.

De ahí pasamos por Callejón Café, un estilo juvenil, una hermosa máquina de café y lindas presentaciones en sus brunch, cafés, pasteles. Nos llamó la atención una puerta gigante que era la de una bóveda (imposible de mover). Las mezclas de productos son muy inteligentes porque invitan a quedarte en ese lugar por muchas horas. Saben de café y te lo explican muy bien. Un gusto poder ver otro estilo de cafetería en donde ya llevábamos 2 algo más «tradicionales».

—– Acá voy a hacer una pausa —— para que sepan que teníamos una hora en cada cafetería, pero los tiempos, ustedes saben, no son exactos y ya en la tercera cafetería teníamos 30 o 40 minutos de atraso.

Ya atrasados, nuevamente, llegamos a Cafeína, un espacio bien ondero, harta planta, harto cuadro de artistas, una barra al fondo con los chicos preparando café, harto color. Música del estilo, yo me las cantaba todas. El chiste es que en todos los lugares, todas las músicas eran diferentes, y todas me las sabía y decía «este es mi estilo», como que me mimeticé de acuerdo a la cafetería en donde estaba. Acá siento que del nervio por ser visitados, hubo productos que no estuvieron al nivel del lugar y que les faltó un poco de amor en las brusquetas mostradas, un poco insípidas y sin «pegamento». Los pasteles y tortas bien, los cafés bien, y bueno, ya el cansancio también nos estaba pegando.

Ya con una hora y un poco más de atraso, «corrimos» en la van hacia WIP Cafe, un espacio en donde se encuentra el famoso El Internado, una barra central, bien minimalista, bien hermoso, creo que es mi estilo de espacio para poder ir a relajarme. Yo ya andaba saltando por los espacios con lo -poco- de café tomado, gritaba, corría y cantaba (gracias cafeína) y sabía que a las 3am aún iba a estar despierta a pesar de todo el recorrido. Nos presentaron la propuesta y los detalles en las tasas, mesas, los sando que venden, los dirty chai, venden espresso tonic y afogato con helado y pedacitos de café, una locura en sabor. Todo bien armado, el color del café que probamos hecho en la V60. No sé, me explotó la cabeza. También nos ofrecieron vino natural que tienen generalmente del Maule, esta vez fue uno de Aconcagua y nos ayudó a -limpiar- todo el café que habíamos tomado. Y lo más divertido, es que Romi, la administradora, es pariente mio. Se notaba por el orden y su forma bien tranquila en atender y mantener todo perfecto. Así somos los «Larrondo», pero gracias igual a mi mamá por el lado «Barcos» que me dio lo disharashera.

Ya nos quedaban 2 cafeterías y eran las 18 hrs. No me pregunten como estábamos a esa hora, hay registro en todo caso, pero no creo que sea bueno mostrarlo.

Llegamos a Independencia Café, en el Barrio Almendral. Antiguamente en Con Con tenían un lugar que se llamaba Café y Plantas y decidieron ocupar la casa en donde están ahora para armar también un café con esa acogedora y con excelentes sabores. Buenos huevos, buenas tortas, harto cariño y en un barrio más de oficinas, abogados, hospitales. En la carta, puedes ver diferentes platos con los nombres de calles del lugar, para que sean recordables y pedirlos de manera más rápida.

Y por último, llegamos a Puro Café, 17 años de cafetería que fue tomada hace 7 años por el último dueño, que decidió también vender herramientas y todo lo relacionado con el café (Emi coffee). Su cafetería estaba a tope, la gente comiendo y tomando cafés aromáticos y otros. En los lados se cuelgan tazones de todo tipo de tamaños, que son de clientes del lugar. El ave palta fue el punto alto en ese lugar, junto con la torta de yogurt y la típica de biscocho con manjar y merengue, muy de mi cumpleaños de 10 años, le faltaban las perlas plateadas y QUE TRAIGAN LOS SOMBRERITOS DE CUMPLEAÑOS MIERCALE!. También probamos los huevos que viene 3 en una paila junto con 8 tostadas, una delicia y entendí porqué ese lugar se rellena, súmenle el carisma del dueño y de los que trabajan en ese lugar, todos bien despiertos y atentos para responder las preguntas del equipo.

Ya terminada la ruta, nos fuimos al Hostal del Viajero a -descansar- aunque de descanso poco, yo ACTIVADA con la cafeína, solo se me ocurrió cargar el celular, maquillarme, echarme un ratito a responder emails y mensajes y partimos de nuevo a juntarnos con unos chicos de EcoMapu y luego fuimos al famoso Liberty, en donde probamos el colemono, su ponchecito y las cuecas. Ver todos los sombreros colgados, los perros corriendo de un lado para otro. Toda la gente de todo tipo que va a disfrutar y bailar. Aun yo sin sueño, aplaudiendo y silbando para avivar la cueca. Ya eran las 2.30, hora prudente para volver a descansar, pero la pregunta era «cómo dormir con todo el café?». No pude, creo que lo logré 2 horas, hasta que empezó a llover y de ahí levantarse para viajar a Quillota, a visitar las últimas 4 cafeterías.

Nos despedimos de Valparaiso con la lluvia a la antigua y llegamos a Quillota, al Café Miranda (tienen 3 sucursales). Un gran espacio con mesas y harto color en la loza y en los espacios. Los sandwiches estaban muy bien, aplaudidos por la torta de zanahoria y por el servicio también. Están abiertos todos los días de 9 a 9 por lo que la gente ya sabe a donde puede ir para estar un rato conversando y probar lo que tienen.

Cerca queda el Café Zorzal, que está dentro de una casona de esas con el patio en U, la verdad y siendo muy honesta fue el lugar que más disfruté con lo que tenían, todo lo probado me envolvió, los huevos con pan, la torta de merengue lúcuma soñadisima, los pastelitos, las ciabattas con hummus y palta, bueno, todo, el chai, no sé… yo creo que también es la gente que hace que todo se sienta bien. Si vuelvo a Quillota que sea al Café Zorzal.

Y para terminar, fuimos a Dominga Coffee Lounge, en donde nos mostraron cosas bien llamativas, sandwiches con pastelera, carne y tomate, o una hamburguesa con carne que no era carne, sino que cascaras de plátano (así, como se lee). También unas lindas presentaciones de iced tea, chocolate con marshmallows, unas tortas veganas con palta, no sé, una locura y la verdad buenas ideas para salirse de lo típico. ¡Excelente! Y lo mejor, la cafetería está rodeada de locales, así que después de vitrinear, puedes sentarte a pasarlo bien.

Y al final, llegamos a Putaendo, a visitar Culturia que está en una calle que cierran los fines de semana para que la gente pueda disfrutar en la calle de las creaciones en pastelería y todo lo salado que ellos venden. Llegó hasta el alcalde a participar de la presentación que nos tenían. El café que ocupan es Marley pero ya están pensando en agrandar su espacio y así poder también crecer con maquinas y café propio.

Ahora pregúntenme, ¿cómo se logró todo esto en 2 días? no sé y no quiero ni siquiera pensarlo, porque somos pocos los que podemos hacer este duro trabajo de catar, evaluar, explicar y comentar lo que pasó en estos lugares en tan poquito tiempo.

Un buen team para estos dos días: Lore, Pau, Jesu, Álvaro, Alejandro y Matías.

Espero que puedan disfrutar un poco con las fotos que les dejo y sigan a las cafeterías que nombré y las puedan visitar.

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